lunes, 12 de junio de 2023

Bloque II: La formación en empresas

Como ya hemos dicho en entradas anteriores, la formación es un factor clave en el buen desarrollo de las empresas y en el funcionamiento de los sistemas de producción, ya que un empleado formado y con mayores capacidades formativas que otro tiene mayores resultados de empleabilidad en el puesto de trabajo, así como mejores niveles de productividad en la empresa. 

La empleabilidad supone un incremento de los valores productivos de la empresa, así como un mayor reconocimiento por parte del consumidor. Hablar de empleabilidad es hablar de esfuerzo, de la calidad de los sistemas de producción, de la mano de obra cualificada, de los métodos que se aplican en la realización del trabajo y de formación (Ramírez y Garrido, 2011). Al relacionar formación con empleabilidad se da como resultado una mayor productividad, lo que mencionábamos antes, y por tanto, una mayor riqueza cultural dentro de la empresa, la cual viene a complementar los factores de trabajo en la empresa. 

Por ende, la formación profesional va a suponer un incremento en los niveles de cualquier empresa que se disponga a ponerla en práctica. Ya no supone un beneficio propio para la empresa, sino un beneficio para quienes la consumen, puesto que van a verse reflejados en una empresa con buena imagen, con buenos productos y con una buena finalidad. La formación ha sido un hándicap oculto durante mucho tiempo incluso un aspecto no muy bien visto por las empresas, pero actualmente ha experimentado un auge indiscutible, lo que le ha llevado a posicionarse como una meta dentro de la filosofía de las empresas con el fin de potenciar a sus trabajadores y de sacarles un mayor rendimiento. Formar en conocimientos, en aptitudes o en habilidades, pueden ser diversos los ámbitos que se quieran potenciar dentro de esta, pero sin olvidar que todos y cada uno de ellos se engloban en una formación continua y profesional que satisface las necesidades del trabajador en muchos de los casos. 

Gálvez et tal (s/f), relatan que la formación continua en nuestro país es una tarea pendiente que se debe potenciar y sobre la que las empresas deben verse reflejadas para innovar dentro de los marcos de actuación posibles actualmente. Un 36% de empresas en España ofrecen la formación continua y un 28% ofrecen cursos de formación. Es cierto que son datos bajos, pero no son malos, puesto que venimos de un modelo de sociedad en el que la formación no ha estado del todo visible y no ha contado con la financiación adecuada. Actualmente nuestro país se sitúa en el 1,5% de gasto para formación, una posición que lo aleja a las posiciones más bajas frente al resto de países europeos. Por consiguiente, el gasto para formación debe ser una realidad y no una permisividad, puesto que estamos hablando de capacitar y dotar a los trabajadores y a la población de una formación bastante necesaria y que repercutiría en el buen hacer de las empresas dentro de la competitividad del mercado. 

Es por tanto, que hablar de formación en las empresas debe ser una cotidianidad de la sociedad, ya que estamos hablando de una herramienta con suficiente poder empresarial. Aquí tienes algunos consejos por si te decides llevar a cabo la formación en tu empresa:







Referencias

Gálvez, C., González, A. y Saiz, M. (s/f). Estudio comparativo de la formación continua en España en relación con la Unión Europea. 

Pineda, P. (2007). La formación continua en España: balance y retos de futuro. Revista Electrónica de Investigación y Evaluación Educativa, 13, 1, 43-65. http://www.uv.es/RELIEVE/v13n1/RELIEVEv13n1_2.htm

Ramírez, A. y Garrido, J. (2011). Evaluación del impacto del esfuerzo formativo en la empleabilidad de los trabajadores en el contexto del modelo formativo tripartito español. Revista Electrónica de Investigación y Evaluación Educativa, 17, 2, http://www.uv.es/RELIEVE/v17n2/RELIEVEv17n2_4.htm




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